
“Él siguió de coqueto, ah, pues seguro, si era hombre; era hombre y andaba en la paseada. Siguió con las mujeres pero conmigo fue distinto porque me hice peleonera, muy perra.”
Periodista, escritora y una mujer muy activa en la vida política mexicana: esa es Elena Poniatowska. La francesa más mexicana describe, en una de sus obras más emblemáticas, la vida de una fémina; esa que trabaja, lucha y hasta combate una revolución; aquella que disfruta de su sexualidad con la culpabilidad inseparable. Esta es Jesusa, la protagonista de ésta novela.
Jesusa Palancares refleja la vida social de la población mexicana. Explica desde el principio de la obra como fue su vida, y va describiendo todo lo que ella hizo a lo largo de la misma, las miserias y sufrimientos que pasó. Creciendo sin su madre, debido a su muerte y quedando al cuidado de su padre; sufriendo maltratos por parte de su madrastra.
Elena y Jesusa tienen una relación dual en cuanto a la narración que corresponde en un periodo de tiempo. Jesusa narra sus vivencias en un tiempo pasado, dando los antecedentes de su vida y Elena lo hace en un tiempo actual; es la encargada de unir los dos tiempos en uno sólo.
La trayectoria de vida que se narra entre estos dos puntos del libro es marcada por una existencia llena de trabajos, de un sin fin de atropellos, de miseria y fatigas, pero también de valor, independencia, decisión, lucha; de una capacidad de mirar críticamente su entorno y, por último, de una fe en la Obra espiritual cuya creencia estaría centrada en la reencarnación. Este aspecto es el primero que se toca en el libro y se entiende como la única salvación de un alma pérdida en un contexto religioso.
Elena se une con Jesusa de tal modo que muestra la vida de una mujer independiente, una mujer de pueblo. Retrata costumbres y retoma la historia de México, la usa como herramienta para regalarnos esta magnífica novela.
@cami_armenta16
david zuriaga
El bato que escribe de rock, toma fotos a bandas y que toma café, me gusta el Punk. Freelance