Kiltro es una banda que en sus redes sociales se describe como «Indie Experimental + Chilean-gringo, Latin-folk porteño». Y honestamente son las palabras son adecuadas para describir su sonido y su origen.
Así mismo, su sonido, es el adecuado para crear una relación directa con estas palabras y muestra de ello es su último álbum, Underbelly. Un material de diez rolitas que se mantienen fieles a sonidos tradicionales como experimentales.
Para entender un poco del proyecto, es clave conocer un poco de sus inicios y de Chris Bowers Castillo, cantautor chileno-estadounidense. Quien se mudó a Valparaíso, Chile, donde conoció la ciudad y escribió varias canciones; para después regresar a Denver y formar este proyecto, agarrando el nombre de la palabra chilena para referirse a los perros callejeros, Kiltro.
“Quería hacer un proyecto que mezclara diferentes estilos y estéticas”, dice. “Valparaíso es mi ciudad favorita en el mundo y siempre influirá en mi música. Había perros callejeros por todas partes, y yo también soy un perro callejero”. Chris Bowers.
Posteriormente se unió con Will Parkhill en el bajo y con Michael Devincenzi en la batería, para dar forma a la alineación actual. Con la cual ahora presentan su segundo álbum Underbelly, además de iniciar una gira por Estados Unidos, agregando a la alineación en vivo a Fez García como percusionista adicional.
Underbelly
Ahora, con este contexto, es más fácil entender el sonido de la banda y especialmente de éste nuevo material, Underbelly. El cual en 10 piezas crea un viaje sonoro de folk experimental muy tranquilo que bien puede ser el soundtrack de una tarde de relajación o un viaje por carretera.
Todo inicia con un viaje acústico en Crazy (In the Absence), el cual va tomando fuerza entre la voz y la percusión, pero no la suficiente para llegar al caos. La combinación de sonidos con los que continua el álbum son una mezcla de relajación y ritmos latinos muy suaves.
Una de las rolitas que destaco es Errasuriz, que entre una melodía ligera y percusiones se mimetiza entre una voz hipnótica y abrazadora para que el escucha fluya con el ritmo entre tambaleos.
Al the Time in the World es uno de los primeros sencillos del álbum que la banda dio a conocer. Y su creación se remonta a la cuarentena y representó un respiro fresco para la agrupación mientras la grabación del álbum se realizaba en todo un contexto un poco desalentador. Esta rolita es un recordatorio e invitación para detenerse y tomar un respiro a pesar de que todo siga girando.
Por otra parte, en algún momento la melodía me recordó a El Mañana del Demon Days de Gorillaz. No sé si entre los gustos más personales de Chris se encuentre esta banda de Damon, pero el suspiro que causa la melodía causa la misma sensación de alivio.
La canción que da nombre al álbum, Unerbelly, es un tema que fusiona aquel ritmo folk con arreglos muy latinos y la esencia del rock un poco más tradicional. Claro, todo en un ambiente más acústico, pero que no deja atrás la velocidad y la instrumentación complementaria de cada una de las partes sonoras.
Cuchito, es la canción con la que termina el álbum, una composición movida entre percusiones, efectos y las cuerdas que han sido parte esencial de todo el material.
Crear una retrospectiva de todo el álbum puede ser un poco tardado, pero en términos generales es un material disfrutable. No solo por la complejidad sonora sino por las instrumentaciones orgánicas que son hipnóticas tras combinaciones sutiles.
Personalmente, el álbum me refleja un paisaje chileno, a pesar de no haber visitado nunca el país. Sin embargo, los colores de las calles que bajan al puerto, los recorridos en funiculares y las vistas encontradas tras una googleada cobran sentido. Así mismo, se entiende sonoramente el amor que Pablo Neruda dejó con tinta en sus poemas que hablan sobre la ciudad.
Por otra parte, Kiltro ha encontrado en este álbum un pretexto perfecto para salir de tour por Estados Unidos. Dando inicio a la gira en Detroit el 21 de junio y culminando en Seattle el 17 de septiembre.