En esta nueva entrega pretendo demostrar una experiencia dentro del medio en el área que más me gusta, la Fotografía. Particularmente la realizada en conciertos y lo que creo todos debemos hacer si queremos iniciar a tomar fotos en vivo. No en una cuestión de experiencia o de ser un chingon para tomar escenas. Sino como un paso de sencillez y realismo ante situaciones que podemos retratar en vez de querer jugar a ser Toni François.
Así mismo intento dar a entender un termino que he acuñado de una forma peculiar MoshPIT, un juego de palabras que se irá entendiendo más adelante.
“Pit” es el término con el que se le conoce a la zona designada en un evento para tomar fotografías. Principalmente se encuentran ubicados debajo de un escenario y son el espacio que divide al público de los artistas.
A lo largo de mi corta experiencia me he encontrado en varios de estos espacios designados. Encontrando en ellos las facilidades necesarias para realizar un trabajo documental satisfactorio para mí y los medios con los que colaboro.
Fotografías con buena iluminación, momentos únicos y gestos de artistas tomados de cerca. Todo eso tiene que ser capturado durante los primeros 10 minutos de show, ya que a toda la prensa se le permite el acceso durante las primeras tres canciones. Es como una ley universal en el mundo del espectáculo, al menos en México.
Documentar toda una noche en un tiempo récord es toda una odisea.. Esto estaba bien hasta cierto punto en el que al terminar de tomar fotografías y dejar la cámara en paquetería, me daba cuenta que había momentos únicos durante todo el show que nadie capturaba.
Esto me provocó un vacío por ver el lado artístico, estético y humano en una escena que no podía capturar. Principalmente en escenarios grandes, ya que mi alma underground me había llevado a shows pequeños donde podía practicar una de mis principales pasiones, la fotografía. Además de que el periodista interno me obliga a documentar cada uno de los hitos que pasan en un concierto o toquin.
El problema del fotógrafo de conciertos contemporáneo
Este sentimiento me llevó a recordar al fotógrafo del grunge Charles Peterson. Creo que en general, mi mayor influencia para decidirme ir a conciertos a capturar lo que pasaba. la suciedad y crudeza de sus imágenes me llenaban el alma que fue influenciada por el punk rock, el grunge y el hard core.
Su documentación gráfica, como la de otros de sus contemporáneos, se fue del lado de la pasión. Y al contrario de mucho del movimiento de la banda que toma fotografías hoy en día, enfocado a farolear. Mucho de esto seguido por un “Estuve hasta enfrente de tal artista”, “Le tome fotografías a ‘x’ grupo”, “Me acreditaron con fotografía para ‘N’ festival”.
Recuerdo un texto de Arturo J. Flores, actual editor de la revista Playboy, titulado “Carta a un joven fotógrafo de conciertos”. Aquel texto me llegó realmente y no por el hecho de que haya llevado a cabo lo que describe. Sino porque él realmente se enfoca en el punto que también me causa un conflicto.
Parafraseando el texto de Arturo J. Flores, él comentaba que hay “escenas” por así llamarlo en otros lados del mundo. Y se preguntaba si en México estaba pasando esto, dónde se encontraban los que hacían crecer el punk, el hardcore y la música independiente de su ciudad. independientemente de la disciplina que quisieran, ya que todos buscaban vivir con lo que les gusta, haciéndolo desde abajo, porque ahí es donde son un foco y donde los consumen.
Los fotógrafos principalmente se encuentran en los conciertos grandes, así fuera el más novato. Pero todos buscan tomarle fotos a los prestigiados porque ya es un curriculum grande. Sin embargo, retoma a su vez lo que pasó con esas bandas consagradas.
Estas bandas crecieron con amigos fotógrafos, periodistas y artistas, todos unidos para un mismo fin, vivir de lo que quieres y lo que te apasiona.
Esto mismo me abrió los ojos y provocó que decidiera dejar a un lado el comunicólogo que necesita del Pit de fotografía para entregar su trabajo. Y comenzar con el lado periodístico que va en busca más allá del escenario, ya que quien está en el instante, disfrutando, es el público.
Moshpit para fotografía
“Fuck the system”, fue lo que me dije la primera vez que decidí no entrar a un pit de fotografía. Todo con el fin de capturar desde el público lo que se vive, añadiendo a los mismos fans.
Esto ponía en alto lo que Arturo mencionaba en su texto y no lo hago con el fin de homenajear su escrito. Sino como homenaje al DIY, además que podía documentar más allá de tres canciones designadas como medio de comunicación.
Es ahí cuando comencé a relacionar un moshpit, otro nombre con el que se le conoce al popular slam. Tan solo como un juego de palabras de mí, un apasionado de fotografía que capturaba cosas dentro de los golpes de la multitud.
Este nuevo panorama en el que comencé a tomar fotos fue algo que me gustó para llevar a cabo en todo show. Provocando que encontrara la forma en la que me colara entre el público con equipo en mano.
Dejando con esto algo que venía realizando desde hace tiempo en segundo plano, tomarle fotografías a las mejores bandas. y si lo llego a hacer, todo tiene que mostrar sí o sí al público incluido en esta imagen.
La gente se vuelve parte esencial del show, el cual está enfocándose en la memoria gráfica sólo en el escenario. Los vasos de chelas, las playeras, el calzado, los gritos, el sudor, y hasta los de seguridad despiertan este lado periodístico visual.
En cada uno de estos espacios, la cantidad baja o nula de reporteros gráficos en la “zona de guerra” provoca alguien siempre te pregunte, “Qué haces aquí”, al verte con equipo fotográfico.
La mayor parte de estas veces me han tocado en shows de rock pesado o punk rock. A lo que la respuesta siempre es sencilla “¿No que éramos punks?”, y todo termina en un “a huevo carnal”. continuado con golpes cuidadosos hacia mi persona pero agresivos hacia terceros que se están divirtiendo.
Y no, no quiero que suene a regaño, pero probablemente en un bar de Sta. María la Ribera hay una banda. Aquella que tal vez en 8 años llenen foros o sean la principal atracción en un festival. Tal vez las 20 personas que crecieron formando un circuito de bandas independientes, en un futuro se vuelvan la disquera más importante.
Y eso es para mí es encontrar un trabajo como periodista, fotógrafo, comunicólogo y apasionado de la música de forma satisfactoria. Además de ser una práctica constante en la que tengo que adaptar mi lente y equipo para sacar una buena fotografía en un moshpit, detrás de un celular, frente al artista, al lado de alguien tomando cerveza, frente a un puño o alguien cayendo.