Sin Juan Son, la agrupación tapatía Porter ha vuelto con una colección de ocho canciones que no recuerdan al Porter de antaño, sino que presentan un nuevo sonido más cercano a lo que en su momento hiciera Caifanes; una revisión a la música mexicana.
Desde Murciélago, la inclusión de percusiones con sonido prehispánico hace obvia la ruptura con su pasado, y es que el hilo conductor del trabajo es narrado a través de ese primer corte.
En M Bosque, el discurso lírico resulta tan bien estructurado, que sorprende que sea firmado por los autores de temas como Espiral y Vaquero galáctico. Al momento de sonar Huitzil, que sirvió como adelanto, se realza la estructura de la música prehispánica, además de utilizar un coro destinado a obtener alabanzas.
La China no resulta ser relevante en su individualidad, pero como parte de la colección de temas, sirve como puente para conectar su antecesora y Rincón Yucateco; una de las tres canciones con un sonido que pretender capturar el ambiente de paisajes naturales, una idea continuada a través de Huracancún, canción con los momentos instrumentales más extensos del disco, pero que no opaca el trabajo vocal de David Velasco. Para finalizar la tercia de viajes sonoros: Tzunami aparece con una puntual inclusión de sonidos ambientales.
La última canción del trabajo discográfico resulta ser el primer tema conocido del disco; Palapa, una melodía diseñada para otorgar el justo valor a cada uno de los instrumentos.
Con este disco, se nota que la agrupación quiere retomar el lugar que habían ocupado, en la cúspide de la escena nacional, pero lo quieren hacer de manera distinta a como lo había hecho la vez primera, con un sonido y lírica mejor pensados.
Calificación. 4 de 5
Por Jair Arellano Palma
david zuriaga
El bato que escribe de rock, toma fotos a bandas y que toma café, me gusta el Punk. Freelance